Marcos es un chico responsable y estudioso. Es el mayor de 3 hermanos y ante las dificultades económicas su madre impuso una norma hace tiempo: "No gastar más de lo que tenemos". Siempre hacen la compra nada más tener el sueldo, de ambos he de aclarar pues ninguno es una maravilla, y a día 15 de cada mes las cuentas quedan a cero, por lo que el fin de mes para Marcos y su familia es medio mes. Aún así se sienten muy afortunados, aunque la última semana del mes tengan que comer exclusivamente a base de macarrones y patatas.
En invierno Marcos y su familia se duchan con agua fría para ahorrar energía, menos el pequeño Carlos que pasó una pulmonía de bebé y un resfriado podría ser fatal para él. En verano se van a la calle a jugar al balón, enmendado mil veces por su padre, pues no hay dinero para un balón nuevo. Marcos puede usar un ordenador gracias a una donación de un amigo que iba a renovar el suyo por uno no tan viejo pero no tiene conexión a Internet puesto que, una vez más, no tienen presupuesto. Marcos hace tiempo que no tiene paga puesto que los precios han subido, pero los sueldos, en el mejor de los casos, se han congelado.
Un día en el instituto mandó currículos a varias empresas para poder trabajar y así poder ayudar en casa con los gastos con la suerte que obtuvo respuesta casi inmediata para trabajar como aprendiz en una ciudad que, aunque alejada, quedaba bien comunicada.
A Marcos ese día se le quedó cara de tonto y no supo exactamente como salir del paso pues su madre le contestó al decirle él que necesitaba dinero para el transporte para poder trabajar:
"Lo siento hijo, pero nuestra política de déficit 0 me impide darte ese dinero. Ni siquiera prestado".
Marcos nada tuvo que hacer puesto que su madre en ese punto era totalmente inflexible.
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